Si eres de los que han trabajado desde siempre, seguramente te has tropezado con un jefe difícil de manejar. En más de una ocasión habrás lidiado con un jefe que parece dinamita por estallar en cualquier momento. El único que saldrá perjudicado si la explosión se propaga, eres tú.
En caso de que te haya tocado un jefe difícil, de pocos amigos, siempre hay una forma inteligente de abordarlo sin perder el respeto. En varios de los casos no porque se lo merezca, sino porque es de sobrevivencia y, además, caer en amargura nunca es algo bueno.
Cómo tratar a un jefe difícil
Lo primero será reconocer si tu jefe es malhumorado por naturaleza o si está atravesando un mal momento en su vida privada. De antemano, juzgarlo no será la solución.
Habrá que saber todo aquello que consiga motivar a tu jefe. O sea, comprender qué razones reales son las que preocupan a tu jefe y hacen que se comporte mal. Por ejemplo, tal vez no es por tu tardanza al comer lo que le inquieta, sino, lo que piensen los otros empleados de él si tú te tardas en hacerlo.
Por eso, es significativo saber qué conducta posee tu jefe o el supervisor. No hay que darle el permiso y que todo eso te termine afectando en tu rendimiento. Si piensas que adoptar una actitud tan rebelde como al de tu jefe, estás en malos pasos. Hacer esto, únicamente le dará más motivos de tratarte mal o, inclusive, despedirte.
Claro que ser astuto nunca está de más. Es decir, mantente anticipado a cualquier exigencia que sea relacionado a tu trabajo. De esa forma, no le darás la oportunidad a un jefe difícil el atacarte.
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Para terminar, la mejor forma de impedir este tipo de tratos con un jefe difícil es evitar todos los problemas posibles. Cuando eres entrevistado intenta ser más perceptivo. En caso de que sepas de algún colega que trabaje en la empresa, siempre pregunta el trato que tienen los jefes con los demás.
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